El 19 de marzo es un día especial en el país con múltiples festejos, empezando por el padre, el ser que aplaude los primeros logros del niño, la figura que orienta a distinguir el bien y el mal al adolescente, la autoridad que pone límites a los deseos del joven y, a la hora de la madurez, el amigo y consejero infaltable.
Es también el día del radialista, una actividad peculiar del profesional que acompaña a los hogares y conductores.
Finalmente, es el día del carpintero, uno de los oficios más antiguos de la humanidad y una tarea reservada a pocos que gustan del arte manual. Cada vez son menos estos artesanos que llevan la imagen de San José como patrono.
¿Por qué se celebra el 19 de marzo?
Se ha querido, significar esta fecha, como país irrenunciablemente católico, asociándolo con la fecha en que se recuerda el día de San José, padre de la cristiandad alineada a la Iglesia Católica Apostólica y Romana.
Entre esas fechas existía una celebración especial dirigida a recordar a San José, el carpintero de Galilea y el Padre adoptivo de Jesús, por tanto esa fecha marcada en 19 de marzo tenía y aún tiene connotaciones especiales para su celebración, especialmente entre los obreros de la madera, como se denomina a los ebanistas y carpinteros.
Pero fue recién en el año 1958, en el gobierno de Hugo Banzer Suarez, cuando por impulso de un empresario privado, Don Víctor Handal Salame se impuso la celebración del Día del Padre.
Rol del padre en la familia
Durante mucho tiempo, el cuidado de los hijos era un tema exclusivo de las mujeres. Los hombres de antaño sólo se dedicaban a procrear y salir a trabajar, dejando a la madre como única a cargo de la educación y cuidado de los hijos desde que nacían hasta ya grandes, por lo que el “padre” convivía muy poco con la familia y desarrollando un notable desconocimiento hacia los quehaceres que la verdadera paternidad implicaba. Así se formaron generaciones y generaciones de padres ausentes.
Por fortuna, en la actualidad muchos tabúes se han roto y así como la mujer va ganando igualdad en el mundo laboral, también los padres actuales se han incorporado cada vez más a la interacción con los hijos y las tareas propias que conllevan su crianza.
Cualquiera de las tareas que desempeñe un padre moderno tiene la misma importancia que las que desempeña una madre, al mismo tiempo que un hombre es totalmente apto para llevarlas a cabo. Por ello desde el baño del bebé, alimentarle, cambiarle el pañal, preparar el biberón, arrullarle, jugar, etc., son actividades en las que el hombre puede ser partícipe junto a la madre o bien desempeñar por sí mismo.
Lo ideal es compartir las tareas, ver la crianza como un juego de dos donde ambas partes cuentan con el mismo valor, y si bien mamá se encarga de arrullar al bebé, papá puede calentar los biberones y así ambos recostarse a disfrutar del sueño de su hijo.