El 23 de marzo, en Bolivia, se conmemora la pérdida del departamento del Litoral a favor de Chile, como resultado de la Guerra del Pacífico (1879-1883).
En esta fecha, que fue celebrada por primera vez en 1963, se recuerda la heroica resistencia de los pobladores de Calama en el puente de Topater, para frenar la invasión del ejercito chileno. Entre los defensores de Calama estaba Eduardo Abaroa quien, cuando los soldados chilenos le intimaron rendirse, se negó y decidió inmolarse pronunciando la famosa frase: ”Rendirme yo, cobardes? Que se rinda su abuela!”
Cada año se celebra este día mediante una ceremonia en la plaza Abaroa de la ciudad de La Paz, con la participación de las autoridades nacionales y militares, y con actos similares en todos el país, particularmente en los colegios, con la finalidad de mantener vivo el anhelo de una salida al mar para Bolivia.
LA GUERRA DEL PACÍFICO
La guerra del Pacífico fue un conflicto bélico que, entre 1879 y 1883, enfrentó las tropas aliadas de Bolivia y Perú contra el ejercito de Chile, y cuyo resultado final para Bolivia fue la pérdida de aproximadamente 120.000 km2 de territorio del Litoral.
El conflicto surgió a raíz de los grandes yacimientos de guano y salitre que existían en el Litoral boliviano, cuya explotación había atraído empresas con capitales chilenos, al tratarse de fertilizantes con gran demanda en los países europeos y en Norteamérica, donde se estaba desarrollando una agricultura a escala industrial. Por otro lado, aunque no se ha podido comprobar, se especula que también la noticia del descubrimiento de la mina de cobre más grande del mundo, en Chuquicamata, haya sido una de las causantes de la guerra.
El detonante para la invasión del territorio boliviano, que se desencadenó en Antofagasta el 14 de febrero de 1879, fue el cobro retroactivo del impuesto al salitre a impresas chilenas, cobro que el gobierno de Bolivia había determinado para conseguir recursos luego de la destrucción de los puerto de Cobija y Mejillones en el terremoto de 1877.
Al momento del conflicto, Bolivia se encontraba en una profunda crisis, debido a la gran sequía de 1878, que había provocado hambruna, epidemias y el colapso económico, razón por la cual pudo movilizar su ejercito, de poco más de 4.000 soldados, recién al mes siguiente de la invasión de Calama. Las tropas bolivianas se dirigieron a Tacna para apoyar a Perú, que había entrado en guerra como aliado Bolivia en cumplimiento del tratado secreto firmado por los dos países en 1873.
En el desenlace del conflicto influyó pesantemente la irresponsable actuación del presidente boliviano Hilarión Daza, comandante supremo del ejercito, que causó la derrota de las tropas peruanas en la batalla de San Francisco (19 de noviembre de 1879) y finalmente su destitución con golpe militar el 28 de diciembre del mismo año.
La batalla del Alto de la Alianza (26 de mayo de 1880) marca el final de la guerra para Bolivia y el inicio de la invasión chilena a Perú, que llegó hasta su capital, Lima. Luego de la capitulación peruana, el 4 de abril de 1884 se firma el tratado de tregua en La Paz y, en 1904, el Tratado de Paz, con el cual Bolivia cede su Litoral a Chile, recibiendo como compensación la construcción del ferrocarril Arica-La Paz, inaugurado en 1913.
LOS PROTAGONISTAS
Eduardo Abaroa
(San Pedro de Atacama, 13 de octubre de 1838 – Calama, 23 de marzo de 1879)
Es considerado el más importantes de los héroes bolivianos de la Guerra del Pacífico, por lo que le ha sido reconocido el grado póstumo de Coronel del Ejército boliviano.
Contador en una mina de plata y propietario de pastizales que alimentaban las caravanas de ganado y minerales que transitaban en aquel entonces por Calama, tras el estallido de la Guerra del Pacífico se ofreció como voluntario al coronel de las milicias Ladislao Cabrera, convirtiéndose en su brazo derecho para los preparativos de defensa.
Durante la batalla de Topater, el primer enfrentamiento armado de la guerra, Abaroa era parte del grupo cuya misión era defender el cruce sobre el río Loa, que daba acceso por el lado sur a la ciudad de Calama. Los testimonios de los oficiales y suboficiales del ejercito chileno dan cuenta del heroísmo de Abaroa que, oculto en una zanja cerca del río, armado de un rifle y junto a otros veinte bolivianos, se enfrentó a más de cien soldados chilenos. El coronel Villagrán, al mando de las tropas chilenas, sorprendido por el valor de su oponente, le propuso rendirse y tener salva la vida, a lo que Eduardo Abaroa respondió con la frase que quedó en la historia: “¿Rendirme yo ?… cobardes…¡Qué se rinda su abuela, carajo!”. Frente a esta respuesta, el coronel Villagrán ordenó abrir el fuego y Abaroa murió por el impacto de tres disparos.
Fue enterrado el mismo 23 de marzo en el cementerio de Calama, con honores militares por parte del ejército chileno, que efectuó veintiún disparos en su honor y envolvió su cuerpo en la bandera chilena, a falta de una boliviana.
En 1952, en ocasión del 73º aniversario de su muerte, los restos de Abaroa fueron repatriados e inhumados a los pies del monumento en su honor, que se encuentra en la plaza Abaroa de la ciudad de La Paz.
Llevan su nombre una provincia del departamento de Oruro y la Reserva Nacional de Fauna Andina, que se encuentra en el departamento de Potosí, en la frontera con Chile y Argentina.
Juancito Pinto
(La Paz, 1867 – Tacna, 26 de mayo de 1880)
A los doce años, Juancito Pinto participó como tamborilero del Regimiento Colorados del Ejército de Bolivia en la Batalla del Alto de la Alianza, donde falleció. Es considerado como uno de los héroes de la Guerra del Pacífico, por su sacrificio a tan corta edad.
Según los relatos de algunos autores bolivianos, en el trascurso de la batalla Juancito Pinto primero orientó el despliegue del ejercito boliviano con toques de tambor, según las órdenes recibidas, y luego, cuando las bajas de los aliados bolivianos-peruanos eran ya numerosas, arrebató un arma puesta sobre una camilla, buscó entre los heridos un morral con municiones y corrió hacia el lugar del combate, encontrado allí la muerte.
El primer documento que nombra al pequeño soldado es el informe a la Convención de la Cruz Roja de Ginebra, presentado por el ejército boliviano en 1881.
Genoveva Ríos
(1865 – s/f)
El 14 de febrero de 1879, durante la invasión del puerto de Antofagasta por parte del ejercito chileno, Genoveva, una joven de 14 años, hija de un comisario de policía, rescató la bandera boliviana que flameaba sobre el palacio de la Intendencia de Policía, para evitar que pudiese ser ultrajada por los soldados chilenos. En 1904 la bandera fue entregada al Cónsul de Bolivia en Iquique y diez años después fue donada a la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos de la ciudad de Sucre, que la conserva hasta hoy.
Ignacia Zeballos Taborga
(La Enconada – Santa Cruz, 27 de junio de 1831 – La Paz, 5 de septiembre de 1904)
Participó en la Guerra del Pacífico como enfermera y fu declarada Heroína Benemérita de la Patria, con el título de Coronela de Sanidad. En 1982, las Fuerzas Armada la declararon Madre del Soldado Boliviano.
Cuando en marzo de 1879 llegó a Santa Cruz el llamado del Ministerio de Gobierno para la defensa de la nación ante la invasión del ejército chileno al puerto de Antofagasta, Ignacia Zeballos se trasladó a la ciudad de La Paz junto al Escuadrón Velasco, y aquí se enlistó en el Batallón Colorados rumbo a Tacna, donde se incorporó como enfermera a la Cruz Roja. Participó en las batallas de Ilo y Moquegua y del Alto de Alianza dejando, de esta última, un tocante relato sobre la desesperación de las Rabonas (las esposas y madres de los soldados bolivianos que los acompañaban para proveerles comida y ropa limpia) al encontrar los cuerpos sin vidas de sus seres queridos en el campo de batalla.
Ignacia Zeballos falleció en 1904 en la ciudad de La Paz y fue enterrada en el Panteón de los Notables, en el Cementerio General de la ciudad, con todos los honores militares. En 1982 sus restos fueron trasladados en su natal Warnes y colocados al pie del monumento en su honor.
La reivindicación marítima
La reivindicación de una salida al Océano Pacífico ha sido un elemento central en la política exterior y en la identidad del Estado boliviano a partir de los años 50 del siglo XX.
Varios fueron en el pasado los intentos de volver a poner en el tapete una negociación bilateral con Chile para una salida al mar soberana para Bolivia, sin embargo el más relevante ha sido la presentación en 2013 de la demanda boliviana a la Corte de Justicia Internacional (CJI) de La Haya, la misma que se concluyó con un fallo negativo en el 2018. Aquí presentamos una breve cronología de este juicio .
24 de abril 2013. Bolivia presenta la demanda contra Chile por una salida soberana al Pacífico ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
15 de abril 2014. Bolivia presenta su memoria de más de 200 páginas ante la CIJ.
15 de julio 2014. Chile impugna la competencia de La Haya para conocer la demanda boliviana.
4 – 8 de mayo 2015. Bolivia y Chile exponen sus alegatos orales.
24 de septiembre 2015. La CIJ rechaza la impugnación de Chile y se declara competente.
Marzo 2018. Concluyen los argumentos orales presentados por los equipos jurídicos de Bolivia y de Chile ante el tribunal de la Corte de La Haya.
1ro. de octubre 2018. La Corte de Justicia Internacional emite su fallo que, con doce votos a favor y tres en contra, establece que Chile no tiene la obligación legal de negociar un acceso soberano al Océano Pacífico para Bolivia, señalando sin embargo que esto “no debe ser un impedimento para futuros escenarios de diálogo bilateral”.