La Navidad es una de las celebración más importantes de la religión cristiana, que conmemora el nacimiento de Jesucristo en Belén.
Su fecha fue establecida por la Iglesia cerca de la antigua fiesta judía de las luces (Janucá) y buscando dar un sentido cristiano a las celebraciones paganas del solsticio de invierno, que se realizaban en el mundo romano entre finales de diciembre y comienzos de enero.
Hoy en día, la Nochebuena (víspera) y el día de Navidad han trascendido su significado religioso, transformándose en fiestas celebradas no solo en el mundo cristiano, y asociadas con la realización de reuniones familiares e intercambios de regalos.
La primera celebración de la navidad
Reinando el imperador romano Constantino el Grande (306-337), que con el Edicto de Milán del 313 d.C. reconoció la religión cristiana y terminó con las persecuciones en contra de sus fieles, la iglesia propuso que el 25 de diciembre se celebrara el nacimiento del Salvador, en coincidencia con la celebración romana del Sol Invictus.
No se sabe exactamente en que año se celebró la primera Navidad, sin embargo se tiene constancia que, en el año 345 d.C., el día 25 de diciembre fue fiesta de Navidad en el Imperio romano de Occidente.
El pesebre o nacimiento
El pesebre, belén o nacimiento es la representación por medio de figuras del nacimiento de Jesús. Su tradición parece remontar a San Francisco de Asís, que lo realizó por primera vez en Greccio (Italia), y luego Santa Clara lo transmitió a los demás conventos franciscanos en Italia. La difusión de la orden francisca contribuyó posteriormente a la popularización del pesebre, representado por seres vivos o con figuras de madera, yeso, plomo, barro o cartón.
La realización de los elementos del pesebre dio paso a una tradición artística y artesanal que alcanzó su apogeo en el reino de Nápoles (Italia), en el siglo XVIII, y de allí pasó a España, de donde fue llevada a América Latina.
El Árbol de Navidad
El origen del árbol de Navidad se remonta alrededor del año 723 d.C., cuando San Bonifacio viajó a una región de la Baja Sajonia (Alemania), con el fin de erradicar la costumbre pagana de realizar, en coincidencia con el solsticio de invierno del hemisferio norte, un sacrificio humano a Thor, el dios del trueno, en la base de un roble que se elevaba en un bosque considerado sagrado. Según los relatos, San Bonifacio, de forma milagrosa, impidió el sacrificio y derribó al roble, invitando después la comunidad a sostituir el antiguo culto con la celebración del nacimiento de Jesús, llevando a sus casas un pequeño abeto de hojas siempre verdes, reuniéndose entorno a él e intercambiando presentes y gestos de bondad.
Papa Noel
Papá Noel, el viejito amable y regordete vestido de rojo que trae regalos a los niños buenos el día de Navidad, tiene su origen en la historia de San Nicolás, obispo de Mira (actual Turquía) en el siglo IV d.C., denominado Santa Klaus en el mundo anglosajón.
Existen varias leyendas que han sido asociadas a la bondad de San Nicolás hacia los niños y a su generosidad, y que explican el porqué de las características de Papa Noel-Santa Klaus. Por ejemplo, se relata que, cuando el jefe de la guardia romana quería vender como esclavo a un niño muy pequeño, Nicolás se lo impidió y, en otra ocasión, cuando un comerciante estaba a punto de prostituir a sus tres hijas para pagar una deuda, Nicolás, para ayudarlas, en la Noche de Navidad, arrojó tres sacos llenos de oro por la chimenea de su casa, salvando así a las muchachas. También San Nicolás sufrió la persecución y fue encarcelado con otros cristianos, hasta que el emperador Constantino proclamó el cese de la persecución. Al salir de la cárcel, ya viejo, San Nicolás tenía una larga barba blanca y llevaba sus vestimenta roja que lo distinguía como obispo
Los cristianos de Alemania tomaron la historia de los tres sacos de oro echados por la chimenea el día de Navidad y la imagen de Nicolás vestido de rojo, dando vida a la tradición popular de Santa Klaus-Papá Noel.
Villancicos
Los villancicos alegran, desde más de 1.500 años, la noche de Navidad, ya que sus primeras composiciones remontan al siglo V d.C., cuando se empezaron a componer para evangelizar a los campesino y aldeanos (“villanus”, como se llamaban en ese entonces). Sus letras hablaban en lenguaje popular de los sentimientos de la Virgen María y de los pastores ante el Nacimiento de Cristo. A partir del siglo XIII, los cantos de villancicos se extendieron por todo el mundo occidental, junto con la costumbre del nacimiento.
Tradiciones navideñas en Bolivia
Tradicionalmente, en Bolivia, la época navideña es acompañada por las melodías de los villancicos, con grupos de niños que cantan y bailan en las casas para “adorar al Niño” del nacimiento.
En el altiplano, “se baila al Niño” al ritmo de chuntunqui, k’ajchito y huachi-toritos, como se denominan diferentes tipos de villancicos, en los cuales destaca el sonido del charango. En recompensa a su esfuerzo, los niños reciben buñueloss y chocolate caliente.
En las ciudades intermedias del norte potosino, y en la capital misma, así como en Oruro, la adoración al Niño es un “preste”, en el que familiares y organizaciones juveniles ofrecen bailes y comida a los lugareños. Algunos pasantes organizan fiestas con banda y carros alegóricos pequeños, forrados con platería, que salen en procesión por las calles hasta la iglesia. Los adultos hacen coreografías hasta llegar a un salón donde son recibidos con chocolate y buñuelo, y una comida picante.
En Oruro, hay tres familias que mantienen sus grandes pesebres con estatuillas antiguas, que pueden ser visitados. En Chuquisaca, la fiesta de Villa Serrano, en la provincia Belisario Boeto, fue declarada por la Cámara de Diputados como Patrimonio Cultural, Oral e Intangible. Aquí los niños, adolescentes y adultos manifiestan su adoración al Niño con rondas de baile y zapateos, por tres días.
En cuanto a gastronomía navideña, la comida tradicional en Bolivia es la picana, un plato que consiste en caldo con cierto picante, con tres carnes (pollo, res y cordero, este último a veces es sustituido con el chancho), choclos, zanahorias, cebollas y papas, todo cocido en vino
En cuanto a los dulces, además de los nombrados buñuelos, se consumen los chanbergos (rosquetes decorados con azúcar molida), y el universal paneton.