Pueblos indígenas de América Latina
En América Latina, considerando los datos oficiales del censo de cada país, existen 734 pueblos indígenas y se estima que otros 200 pueblos siguen viviendo en aislamiento voluntario. Se trata de una enorme riqueza histórica, cultural y religiosa, así como de una gran fuente de conocimiento sobre la naturaleza y el medio ambiente.
A continuación te presentamos algunos de los pueblos indígenas de Latino América, tomando en cuenta sus expresiones culturales y la vigencia de sus tradiciones.
México – Los Nahuas
En México, 7.382.785 personas hablan alguna lengua indígena, y entre ellos el 21% habla el idioma náhuatl. Con 1.725.620 habitantes, los nahuas representan el grupo más grande entre los pueblos indígenas de México. Descendientes de los Azteca, que dieron vida a una de las civilizaciones más importantes de América antes de la llegada de los españoles, los nahuas se localizan hoy en día en territorio mexicano en los estados de México, Morelos, Puebla, Veracruz, Hidalgo, Guerrero y Tlaxcala.
Las comunidades nahuas se dedican a la agricultura, ganadería y artesanía. Los artesanos nahuas destacan en la alfarería, la producción de vidrio soplado y en los textiles. Todo estos productos se comercializan en el tianguis, que desde la época precolombina es el principal espacio de intercambio de mercancía y punto de encuentro de la comunidad.
Las creencias religiosas de los nahuas son resultado del sincretismo entre el catolicismo y su propia visión del mundo espiritual. Los nahuas celebran tanto las solemnidades católicas como sus fiestas tradicionales, entre las cuales destaca el Día de los Muertos, cuya celebración se ha generalizado y tiene hoy en día notoriedad mundial.
Guatemala – Los Mayas
En Guatemala, los indígenas representan el 40% de la población total y, entre ellos, la gran mayoría pertenece al pueblo maya, compuesto por 22 comunidades lingüísticas diferentes: achi’, akateko, awakateko, ch’orti’, chuj, ixil, itza’, kaqchikel, k’iche’, mam, mopan, poqomam, poqomchi’, popti’, q’anjob’al, q’eqchi’, sakapulteko, sipakapense,tektiteko, tz’utujil y uspanteko.
Los mayas que viven hoy en territorio guatemalteco son descendiente de la gran civilización maya, una de las más antigua y avanzada de América, que ya a la llegada de los españoles se encontraba en decadencia.
A pesar de sus profundas raíces históricas y culturales, y de los avances de las últimas décadas, el pueblo maya sigue viviendo en condiciones de desigualdad respecto a la población no indígena, en términos de empleo, ingresos, salud, educación y participación política. Una de los lideres de las luchas de los indígenas guatemaltecos para el reconocimiento de sus derechos, es Rigoberta Menchú, del grupo maya k’iche’, que en 1992 recibió el Premio Nobel de la Paz en reconocimiento a su lucha por la justicia social y la reconciliación etnocultural.
En la actualidad, la población maya vive en su mayoría en zonas rurales, y se dedica a la agricultura, la cría de animales domésticos y la artesanía. Una de las grandes riquezas culturales mayas es representadas por los hermosos tejidos y la vestimenta tradicional que las mujeres siguen elaborando en las comunidades. Los textiles, bordados o elaborados según la técnica ancestral del telar de cintura, tienen un elevado sentido estético, además de una significación simbólica relacionada con su historia y forma de vida
Los bailes son otra importante expresión cultural de los mayas, con danzas de origen prehispánico, como la danza de la paach (ritual que se realiza para garantizar una buena cosecha de maíz), y otras que se crearon durante la colonia, como la danza de la conquista que escenifica la lucha del pueblo maya en contra de los soldados españoles, y la muerte de Tecún Umán, el rey k’iche que luchó heroicamente por la libertad de su pueblo.
Al igual que muchos otros pueblos indígenas de América Latina, los mayas han abrazado la religión católica, con un fuerte sincretismo relacionado con las creencias de sus ancestros. Algunos grupos efectúan rituales para garantizar una buena cosecha, la cura de enfermedades, los partos sin inconvenientes, la protección contra los elementos naturales, y para honrar a los difuntos. También en algunas comunidades se mantiene la figura del chamán, a quien se le atribuye la capacidad de predecir el futuro y de curar a los enfermos.
ECUADOR – Los waorani o huaorani
El Ecuador reconoce 14 nacionalidades y 18 pueblos indígenas, que corresponden al 7% de la población total. La nacionalidad más numerosa es la quechua (o kichwa, como se la denomina en Ecuador), con 17 pueblos, mientras que el mayor número de nacionalidades (10) se encuentra en la región amazónica.
Entre las nacionalidades que viven en la selva amazónica, la waoranis o huaoranis mantienen un fuerte identidad y se autodenominan wao, que significa “la gente”, en oposición a cowode, la “no gente”, que son todas las demás personas.
Por siglos defendieron su independencia a lo largo de un territorio de aproximadamente 200.000 hectáreas, hasta que, en 1958, se inició la época de contacto con el exterior por la llegada de los misioneros evangélicos norteamericanos del Instituto Lingüístico de Verano (ILV, o SIL por su sigla en inglés), que fueron luego expulsado de Ecuador en 1980, por ser considerado como un instrumento de aculturación y consecuente pérdida de identidad y recursos de la población indígena.
Los waoronis se dividen en quince subgrupos, entre los cuales algunos mantienen su tradicional estilo de vida nómada, con migraciones temporales, mientras otros han adoptada una forma de vida sedentaria, con la creación de huertas temporales que complementan los recursos que proceden de la caza, pesca y recolección de frutos silvestre.
Esta nacionalidad ha alcanzado notoriedad internacional con su lucha para el respecto de su territorio, hoy amenazado por la explotación petrolera y la titulación ilegal de tierras, y por la presencia, entre las tribus que la conforman, de los tagaeri, uno de los dos grupos indígenas que viven en aislamiento voluntario en la selva ecuatoriana (el otro grupo es conocido como taromenane).
Después de la evangelización del ILV de los años 60, los tagaeri, renunciaron al contacto con el mundo moderno y se volvieron a adentrar en la selva amazónica, defendiendo su territorio con acciones guerreras. Conocidos también como aucas o patas coloradas, por la costumbre de teñir de color rojo sus piernas, fueron inicialmente un clan de 30 personas, que decidieron seguir a su jefe Taga, del cual deriva su nombre tagaeri, es decir “gente de Taga”. Su numero fue aumentando con la incorporación de otros waoranis, que renunciaban al contacto con la civilización.
Armados de lanzas de hasta 2,5 m de alto, los tagaeris, en la desesperada defensa de su espacio vital, han sido protagonistas de varios ataques mortales a las personas que se han adentrado en su territorio o que han intentado contactarlos, así como de enfrentamientos con otras tribus waoranis. Unos de los episodios que llegó tristemente a ser noticia internacional se dio en 1987, cuando las lanzas tagaeris acabaron con la vida del obispo de Coca, Alejandro Labaca, y de la religiosa Inés Arango, que habían llegado en helicóptero al territorio de los aucas para contactarse con ellos y avisarles de la avanzada de las empresas petrolera, en el intento de consensuar medidas para ayudarlos.